Hoy al navegar por internet encontre esta noticia que la verdad me fastidio bastante. La noticia es la siguiente:


SILVIA GUEMUREMAN: SOCIOLOGA

"Los sueños de los adolescentes de hoy son de corto plazo"
Lo inmediato, lo imprevisto, lo precario y pasajero parece haber impregnado el universo de los más jóvenes. Sin diferencias de género pero sí de clase, desconocen las certezas y descreen de la palabra "siempre".

Cuáles son hoy los sueños, las aspiraciones y los proyectos de nuestros adolescentes?
—Los sueños de los adolescentes están atravesados por la inmediatez y la imprevisibilidad, por la falta de un horizonte con certezas. Porque lo que para mi generación fue un punto de llegada y de reacomodamiento muy difícil —debimos aceptar que soportes identitarios como la educación y el trabajo comenzaran su declive y dejaran de ser privilegiados—, para los adolescentes actuales es un punto de partida. Entonces, ellos nacieron como una generación flexible, en un mundo tecnológico y cambiante, donde lo que hoy sirve mañana no y donde la cultura del descarte afecta tanto a personas como a cosas. Sus sueños están marcados por eso y no son como los de las generaciones anteriores, que eran sueños a largo plazo. Los sueños de los jóvenes tienen que ver con el cortoplacismo. La palabra "siempre" para ellos es un siempre renovable, es un siempre distinto, que ya no significa que algo sea inmodificable o que proporcione seguridad. Antes nos movíamos en un universo con cosas que queríamos romper o transgredir para hacerlo más flexible, pero había límites y contención. Hoy, los jóvenes se encuentran con que no tienen límites ni parámetros.

¿ A qué obedece esa falta de parámetros?
—En nuestra cultura, especialmente en la política, hay una dificultad para construir valores duraderos y hay una tendencia a saltar por encima de las reglas, y uno no les puede explicar a los adolescentes la conducta de muchos gobernantes y factores de poder. De la policía no sabemos si decirles que tengan cuidado o que ella va a cuidarlos; tampoco podemos asegurarles que a partir del trabajo y el estudio van a lograr el éxito, o que con sacrificio van a lograr ser alguien en la vida. No se les pueden transmitir las ideas de meritocracia ni de justicia. Y esta imposibilidad también construye valores. Además, los medios de comunicación privilegian una cultura muy hedonista, que tiene que ver con aquello que se puede tener y no con aquello a lo cual hay que esforzarse para llegar a ser. La generación que ahora es adolescente tiene cambios muy vertiginosos, y la memoria de lo que fue la sociedad se empieza a perder. Pero igual creo que son muchas más las cosas que nos reprochan nuestros hijos adolescentes que lo que nosotros les reprochábamos a nuestros padres, y esto configura una distancia mayor, que por más que tratemos de acortarla ellos la van corriendo con los valores que generan.

¿Por ejemplo?
—A través de Internet y de sus redes de pares. Lo que hay, por cierto, son códigos que se transmiten muy fuertemente entre pares, y no sólo los de la escuela, el club y el barrio: los pares se constituyen como un colectivo mucho más grande, a través de las redes que forman por Internet.

¿Por encima de eso no hay nada más?
—Producir una personalidad flexible, reconvertible, precaria en términos de lazos de solidaridad y de soporte hace que los jóvenes no se aferren a nada, que no construyan lealtades.

¿Estos rasgos efímeros son comunes a chicas y chicos?
—Son rasgos básicos de los jóvenes urbanos, con determinados parámetros de consumo y, en este sentido, no hay diferencia de género. O sea, las aspiraciones están atravesadas por el mismo horizonte de precariedad.
Pero sí hay diferencias en términos de clase... -Sí. En términos de clase podríamos hablar de mundos distintos. Hay sectores que, entre aquello que el mercado les ofrece y lo que pueden adquirir, presentan una brecha enorme, que quizás pueda generar otros modos de adaptación o que lleve a buscar recompensas alternativas en otras cosas. Pero la distribución desigual de las posibilidades de consumir es un generador de violencia.

La violencia juvenil, ¿tiene sólo origen en la pobreza?
—Recientes episodios pusieron de manifiesto que la violencia juvenil no es patrimonio de los chicos que pertenecen a sectores desfavorecidos. Hay una violencia distinta a la de la privación, a la violencia de las condiciones de la pobreza, y es una violencia difícil de explicar porque es mucho más gratuita y más angustiante. Algunas visiones que asocian violencia y delincuencia a pobreza ven la posibilidad de superar la pobreza —otras quieren reprimir la pobreza y piensan en la inflación del sistema penal, en castigar más duro— y piensan que superando la pobreza se va a incidir sobre las causas que originan la violencia.

¿Es una simplificación?
—Sí, porque está desmentida la asociación de la pobreza y el delito: muchos sociólogos se dedicaron a correlacionar variables, mostrando que si en realidad esto fuera una relación necesaria, todos los pobres serían delincuentes, y esto no es así, sino que estamos hablando de una minoría. Pero por otro lado, si realmente se lograran superar determinadas condiciones de privación, ¿qué hacemos con la otra violencia; con esta violencia gratuita, negativa, antiutilitaria, hedonista, que no tiene un objetivo declarado, que —por no tener finalidad— hace daño por el daño mismo? ¿Qué hacemos con esta violencia que es más preocupante porque expresa una falta de horizontes? Es la violencia de aquel que piensa en la inmediatez porque no hay nada más allá por lo cual trabajar, luchar, soñar. Esta es la violencia que se ha puesto de manifiesto en casos como el de Matías Bragagnolo, el de Ariel Malvino, en los episodios del chico que golpearon en la disco. Esa violencia es casi un distintivo de pertenencia a un determinado grupo, el cual parece buscar así su identidad.

En términos de valores, ¿qué implica esta práctica de la violencia?
—Que se relegan los valores que tienen que ver con el respeto. El sociólogo Richard Sennett, hablando de la corrosión del carácter, cita a un entrevistado que le dice: "Me siento ridículo cuando mis hijos me preguntan qué es el respeto". Creo que están trastocados valores que inciden en la modelación de la subjetividad de los jóvenes desde que son chicos. Tendremos crecientes problemas para transmitirles que se esfuercen por ser alguien; que el que siembra cosecha; que hay que ahorrar, porque el ahorro es la base de la fortuna. Por más que suenen a clichés, cuando nuestros padres los transmitían, tenían un sentido, aunque ya empezáramos a dudar. Hoy por hoy, ninguno de nosotros, si no es a costa de sacrificar el principio de realidad, puede comunicar fácilmente eso, y podemos caer en el cinismo. Porque ¿cómo les explicamos nuestra más dura experiencia: que avanza más aquel que pisa cabezas, quien está dispuesto a corromperse más que aquel que defiende su línea de pensamiento y que es capaz de defenderlo a rajatabla?

¿Cómo buscan diferenciarse de los adultos?
—Para ellos, el punto de partida tiene que ver con que han naturalizado un orden que es distinto. Entonces, quizá todavía no les llegó el momento de la confrontación con la realidad y lo que nosotros les decimos es aquello que ellos van a refutar, porque se van definiendo por oposición. Quizás, en esa constitución por oposición, puedan empezar a recuperar valores devaluados y caídos en desuso.

¿Qué podemos esperar de nuestros jóvenes?
—Una de las cosas interesantes de los jóvenes es que no se imaginan siempre en un mismo trabajo, no se imaginan pensando en una sola especialización. Eso ya es interesante. El sueño dorado para nosotros era llegar a un lugar y, a partir de ahí, iniciar una escala de ascenso, una carrera. Los jóvenes creo que no tienen la idea de la carrera. Parecen estar adaptados a la flexibilidad y precariedad laboral, a la prueba, el cambio y la pasantía. Mientras trabajen sólo para ellos mismos podrán no tener un punto de tensión.

Ante la violencia, ¿cómo reaccionan las instituciones?
—Cuando los jóvenes pobres cometen delitos, la respuesta es el sistema penal. Cuando otros jóvenes cometen acciones delictivas, la respuesta suelen ser las políticas culturales y sociales. Es como si para la sociedad algunos fueran recuperables y otros no. Más allá de esto, hay malestar, por ahora sin resolución.
-------------------------------------------------------------------------------------------------
Se que los adolescentes no le prestamos atencion a muchas cosas o que nos interesamos en cosas que para los adultos puede ser una tontera pero de ahi a decir que nuestros sueños son de corto plazo !por favor¡ con quien es que han hablado. La verdad esto me fastidia bastante... y como es eso que todavia no nos llego el tiempo de la confrontacion con la realidad. En que estaban pensando al dar estas opiniones me parece una total tontera

0 comentarios:

Publicar un comentario

Visitas....

Buscar este blog

About this blog

Seguidores